martes, 28 de mayo de 2013

Querido verano...

Antes, cuando acabas de abandonarnos, y los días empezaban a tornarse mas lluviosos, otoñales y fríos, contábamos los días que quedaban para volver a ser libres de nuevo. Contábamos cuantos días faltaban para acabar las clases, para poder ir a la playa, de picnic, a la piscina, de paseo y todas esas cosas que suelen hacerse en verano.
Ahora casi has llegado. Has ido dándonos pequeñas señales de que estás llegando. Días, incluso una o dos semanas, en las que el tiempo se vuelve caluroso, soleado; días en los que apetece llevar shorts y tirantes, ponerse el bikini y meterse en el mar, quizás solo mojar los pies, o tomar el sol, pero nos vas dando esos días, que nos meten tantas y tantas ganas...tantas prisas porque llegues ya, que se hace desesperante esperar tanto.
Pero después, vuelve el frío, como ahora. He vuelto a las camisetas de manga larga, a las chaquetas, a los fulares grandes y calentitos, a los anoraks, a las botas, y a todas esas prendas que en otoño y en invierno necesitamos tanto para protegernos del frío. Pero durante esos anticipos de verano, podías salir en manga corta, llevar cazadoras vaqueras, shorts incluso...

Falta un mes para que llegues, para que podamos olvidarnos del estrés de las clases, o del trabajo, de la rutina, de levantarnos pronto, de los exámenes, de los deberes y trabajos, del estudio, y de todas esas cosas. Pero, sí antes ansiaba desesperadamente que llegaras, querido verano, ahora no estoy tan segura. Quiero y no quiero. Vaya dilema.

Ahora, llega el tiempo de largo estudio y esfuerzo, de reprimir las ganas de quedar con los amigos, de exámenes diarios, de notas, de estrés, de preocupación... Todo se nos empieza a venir encima, y sabéis, para mí es estresante. Ese miedo en el cuerpo que te atormenta, ese no saber si aprobarás o no, que por un único examen final, se decidirá si todo tu trabajo y esfuerzo durante nueve largos y cansados meses, ha servido de algo, o tendrás que estudiar en verano. Es un poco angustioso, ¿no creéis? Al menos, yo lo veo un poco así. Pero pienso conseguirlo como sea, o al menos, intentarlo lo más que pueda. Me pelearé con mi memoria para que se aprenda todos los temarios, me pelearé con números, letras, fórmulas y lo que haga falta. Pero quiero conseguirlo; necesito conseguirlo. A veces pienso, que el único regalo que quiero para mi cumpleaños, que es en junio, es aprobarlo todo, y poder disfrutar del verano junto a la gente que quiero.

El verano tiene muchas cosas buenas, y estoy deseando que llegue, quiero ir a la playa, ir a la playa, ver algún atardecer, comer muchos helados y mucho más, pero aún queda un mes de duro estudio.

Así que quizás sea mejor, que el tiempo pase lento, y tú, querido verano, esperes un poco para llegar con nosotros.

Ains, querido verano...cuantas cosas buenas tienes, y cuantas malas hay antes de que llegues.

2 comentarios:

dijo...

Hay nuestro querido verano. Durante el invierno se extraña tanta felicidad y sensación de libertad. besos :)

Libromaníaca dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo.
¡Cuanto ansiamos que llegue el verano todo el curso y cuanto deseamos que espere mientras tenemos exámenes!
Es que da una rabia encerrarse a estudiar cuando podrías estar tomando el sol en la playa o disfrutando de un helado...
¡¡Pero hay que tener voluntad, ¿no?!!
Mucho ánimo y suerte ^^

Libromaníaca